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noviembre 25, 2020

Consideraciones clave para mejorar la salud inmunitaria de los ancianos

El equipo editorial de Talking Nutrition comparte un resumen de las principales conclusiones del segundo seminario web de la serie "Apoyo a la inmunidad en el cuidado de ancianos" de dsm-firmenich para ayudar a inspirar el desarrollo de soluciones de nutrición médica atractivas y eficaces.

Optimice su inmunidad Alta dirección Salud y nutrición

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  • Los adultos mayores no responden a los desafíos inmunitarios con la misma solidez que las generaciones más jóvenes, lo que los convierte en un grupo de población vulnerable y más susceptible a infecciones y enfermedades. Pero, ¿cuáles son las razones de este mayor riesgo y qué papel desempeña la nutrición?
  • En la segunda sesión de nuestra serie de seminarios web "Apoyo a la inmunidad en el cuidado de ancianos", nuestro grupo de expertos -el Dr. Ulrich Suchner, el catedrático Philip Calder y Aniza Sheikh- analizó las razones de la baja salud inmunitaria en los ancianos , los últimos avances de la ciencia nutricional y los pasos prácticos que pueden seguir los cuidadores para optimizar la atención nutricional en las poblaciones de edad avanzada.
  • &En este blog, compartimos un resumen de los puntos clave para directores médicos, gestores de carteras, responsables de I+D e innovación, con el fin de ayudar a inspirar el desarrollo de soluciones de nutrición médica atractivas y eficaces que contribuyan a mejorar la salud inmunitaria de las personas mayores, desde la prevención hasta la rehabilitación.

Un sistema inmunitario eficaz y en pleno funcionamiento es esencial para la protección frente a organismos patógenos, como bacterias, virus, hongos y parásitos, y para salvaguardar el organismo de enfermedades e infecciones. Sin embargo, la eficacia del sistema inmunitario disminuye con la edad, fenómeno conocido como inmunosenescencia. Este declive de la función inmunitaria se caracteriza por una mayor vulnerabilidad de las personas mayores a infecciones como la gripe, una peor respuesta a las vacunas y un mayor uso de antibióticos.1,2,3 El impacto que esto tiene en la comunidad de personas mayores es evidente si se tiene en cuenta la mayor frecuencia, propagación y gravedad de las infecciones en los centros de cuidados de larga duración para personas mayores.4 Además de afectar a la salud y la recuperación, lo que puede provocar estancias hospitalarias más largas y un aumento de los costes sanitarios, una función inmunitaria baja también puede repercutir en la calidad de vida y aumentar el riesgo de muerte.5

Una gestión óptima de la dieta ayuda a crear un sistema inmunitario resistente.  Sin embargo, garantizar que las personas mayores reciban la atención nutricional adecuada puede suponer un reto debido a una serie de factores físicos, psicológicos y sociales. Los productos de nutrición médica orientados a la salud inmunitaria son una forma de ayudar a las personas mayores a mantenerse sanas durante más tiempo. Pero para desarrollar productos eficaces y atractivos y optimizar la atención nutricional, es fundamental conocer en profundidad los obstáculos al consumo y los factores que afectan a la inmunidad de las personas mayores.  A continuación resumimos cuatro puntos clave de nuestro seminario web, "Gestión nutricional óptima para ancianos: de la prevención a la rehabilitación". 

A continuación resumimos cuatro puntos clave de nuestro seminario web, "Gestión nutricional óptima para ancianos: de la prevención a la rehabilitación". 

1. Reequilibrar el sistema inmunitario es crucial para una respuesta más eficaz

El envejecimiento afecta tanto al sistema inmunitario innato como al adaptativo.6 La inmunosenescencia se produce debido a una serie de factores, como la senescencia celular (detención irreversible del crecimiento celular), la disfunción mitocondrial y el estrés oxidativo.7,8,9 La activación del sistema inmunitario también parece verse comprometida en la vejez, pero incluso cuando responde es menos eficiente, lo que significa una protección insuficiente frente a las infecciones.9 Esto se debe a que la inmunosenescencia también afecta a células inmunitarias importantes, como los linfocitos T y los macrófagos, de modo que no funcionan tan bien o lo hacen más lentamente para combatir las infecciones.
Al mismo tiempo, sin embargo, la inflamación es común en las personas mayores.2 Describe la inflamación crónica de bajo grado y el daño tisular resultante que se desarrolla con el avance de la edad.

 Se cree que este desequilibrio del sistema inmunitario acelera el envejecimiento biológico y puede inducir una serie de enfermedades no transmisibles (ENT) que pueden afectar aún más negativamente a la función inmunitaria. También puede aumentar el riesgo de que desarrolle afecciones relacionadas con la edad, como sarcopenia y disfunción cognitiva, lo que a su vez puede provocar una mayor fragilidad en las personas mayores, que conlleva una vulnerabilidad adicional y la incapacidad de hacer frente a factores estresantes agudos cotidianos, como las infecciones. Por lo tanto, abordar y restablecer el equilibrio del sistema inmunitario es fundamental para reforzar la inmunidad de las personas mayores.

2. Existe un importante vínculo entre la salud inmunitaria y la malnutrición

La nutrición está estrechamente vinculada a la salud inmunitaria, ya que ayuda al sistema inmunitario de varias formas, entre ellas actuando como antioxidantes para proteger las células sanas, influyendo en la actividad de las células inmunitarias, produciendo anticuerpos y ayudando a resolver la inflamación. El Dr. Suchner explicó que la desnutrición es un factor de riesgo especial para las personas mayores que puede aumentar el riesgo de padecer afecciones como la sarcopenia o agravarlas.10 La carencia de nutrientes es más frecuente en las personas mayores debido a factores como la morbilidad, la disminución de la ingesta de alimentos, la escasa actividad física y el tratamiento de enfermedades. Además de causar pérdida de peso y músculo, la ingesta y el estado deficientes de nutrientes parecen influir en el deterioro inmunitario (inmunosenescencia) y la inflamación, retrasando la cicatrización de las heridas, aumentando la estancia hospitalaria y reduciendo la calidad de vida en general. Para favorecer la salud inmunitaria de las personas mayores y, por tanto, ayudar a retrasar la aparición o la gravedad de las enfermedades resultantes, como la sarcopenia, es esencial la gestión dietética del declive funcional relacionado con la edad.

3. Ingredientes clave para la inmunidad de las personas mayores

Se está investigando mucho sobre el papel de la nutrición en la inmunidad, lo que está impulsando nuevas innovaciones y desarrollos en las comunidades médica y de nutrición. Se sabe que varias vitaminas y oligoelementos importantes de favorecen la salud inmunitaria, y que algunos influyen en la inmunosenescencia y otros en la inflamación.  Durante el simposio, el profesor Calder destacó algunos ingredientes clave, como la vitamina D, la vitamina E, el zinc, el selenio y los ácidos grasos omega-3 EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico) , y explicó los últimos avances científicos que los sustentan.

Se cree que la vitamina D -también conocida como la "vitamina del sol"- reduce el riesgo de infecciones del tracto respiratorio (ITR), una enfermedad común que puede tener un impacto significativo en la salud y la calidad de vida de una persona. Por ejemplo, el número de casos de ITR aumenta en los meses de invierno, cuando el nivel de vitamina D es bajo, pero las investigaciones demuestran que existe una relación entre un nivel bajo de vitamina D y una mayor susceptibilidad a las ITR, independientemente de la estación del año.11 Un metaanálisis reciente que evaluó los resultados de más de 25 ensayos informó de que la administración diaria o semanal de suplementos de vitamina D protegía contra las ITR agudas en todos los individuos, incluidos los de mayor edad.12 Los beneficios fueron mayores en las personas con un nivel bajo de vitamina D al inicio del estudio.

La vitamina E actúa principalmente como agente antiinflamatorio en el organismo, influyendo positivamente en distintos aspectos de la respuesta inmunitaria. Al igual que la vitamina D, también se ha demostrado que reduce el riesgo de ITR en personas mayores, especialmente las ITR superiores y el resfriado común.13 Otros nutrientes importantes son el zinc14,15,16 y el selenio17,18, , así como los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA. Los lípidos nutricionales EPA y DHA ayudan a optimizar el sistema inmunitario mejorando la función de las células inmunitarias, mientras que sus propiedades antiinflamatorias y de resolución de la inflamación también contribuyen a una función inmunitaria normal.16 Dado que ayudan a controlar la inflamación de bajo grado, se prevé que los ácidos grasos omega-3 sean extremadamente importantes en los productos de nutrición médica para ancianos.

4. La importancia de un enfoque multidisciplinar

Dado que la malnutrición en las personas mayores es compleja y multifactorial, la comunidad médica se ha esforzado por encontrar enfoques eficaces y basados en pruebas para su prevención y tratamiento. La gestión nutricional en las residencias de ancianos es especialmente difícil, ya que muchas personas mayores tienen necesidades nutricionales especialmente complejas y específicas que requieren un enfoque específico para su gestión. Dada la importancia de una buena nutrición y el riesgo de desnutrición en los ancianos, Aniza Sheikh explicó que es esencial un enfoque multidisciplinar de la atención nutricional de estas personas. Se trata de realizar un cribado nutricional precoz y sistemático -es decir, evaluar el estado nutricional- de las personas mayores para conocer mejor su morbilidad y reconocer qué factores afectan a su ingesta de alimentos.  El tratamiento de la malnutrición puede adaptarse entonces a cada persona con la ayuda de productos médicos nutricionales específicos. Sheikh llegó a la conclusión de que es fundamental incluir el ejercicio en el plan de tratamiento, ya que desempeña un papel tan importante en la lucha contra la deficiencia de nutrientes y la ralentización del desarrollo de enfermedades como la sarcopenia, como una nutrición óptima.

Referencias

  1. Thompson et al. Mortalidad asociada a la gripe y al virus respiratorio sincitial en Estados Unidos. JAMA, vol. 289, nº 2, pg. 179-186, 2003.

  2. McElhaney et al. Mejores vacunas contra la gripe para las personas mayores: ¿qué hace falta? J Infect Dis, vol. 198, nº 5, pg. 632-634, 2008. 

  3. Fleming et al. The impact of influenza on the health and health care utilisation of elderly people. Vaccine, vol. 23, nº 1, pg. 1-9, 2005.

  4. Lansbury et al. Gripe en centros de cuidados de larga duración. Gripe y otros virus respiratorios, vol. 11, nº 5, pg. 356-366, 2017. 

  5. Pae et al. El papel de la nutrición en la mejora de la inmunidad en el envejecimiento. Aging Dis., vol. 3, nº 1, pg. 91-129, 2017.

  6. Fulop et al. Sobre la teoría inmunológica del envejecimiento. Interdiscip Top Gerontol, vol. 39, pg. 163-176, 2014. 

  7. Biagi et al. Envejecimiento del metaorganismo humano : la contraparte microbiana. Age (Dordr), vol. 34, nº 1, pg. 247-267, 2012.

  8. Byun et al. De la senescencia celular a las enfermedades asociadas al envejecimiento: mecanismos diferenciales de acción de los fenotipos secretores asociados a la senescencia. BMB Rep., vol. 48, nº 10, pg. 549-558, 2015. 

  9. Bauer et al. Papel del estrés oxidativo e inflamatorio y de las infecciones víricas persistentes en la inmunosenescencia. Mech Aging Dev., vol. 158, pg. 27-37, 2016.

  10. Ligthart-Melis et al. Frailty, sarcopenia and malnutrition frequently co-occur in hospitalized older adults: a systematic review and meta-analysis. J Am Med Dir Assoc., vol. 21, nº 9, pg. 1216-1228, 2020.   

  11. Berry et al. El estado de la vitamina D tiene una asociación lineal con las infecciones estacionales y la función pulmonar en adultos británicos. British Journal of Nutrition, vol. 106, pg. 1433-1440, 2011.

  12. Martineau et al. Vitamin D supplementation to prevent acute respiratory infections: individual participant data meta-analysis. Health Technol Assess, vol. 23, no. 2, pg. 1-44, 2017. 

  13. Meydani et al. Vitamina E e infecciones del tracto respiratorio en ancianos residentes en residencias. JAMA, vol. 292, pg. 828-836, 2004.

  14. Wessels et al. El zinc como guardián de la función inmunitaria. Nutrients, vol. 9, pg. 1286, 2017. 

  15. Wang & Song. Eficacia del zinc administrado como complemento del tratamiento de la neumonía grave: un metaanálisis de ensayos aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo. Clin. Resp. J., vol. 12, pg. 857-864, 2018.

  16. Barnett et al. Effect of zinc supplementation on serum zinc concentration and T cell proliferation in nursing home elderly: a randomized double-blind, placebo-controlled trial. Am J Clin Nutr., vol. 103, pg. 942-951, 2016. 

  17. Avery & Hoffmann. Selenio, selenoproteínas e inmunidad. Nutrients, vol. 10, pg. 1203, 2018.

  18. Moghaddam et al. La deficiencia de selenio se asocia con el riesgo de mortalidad por COVID-19. Nutrients, vol. 12, pg. 2098, 2020. 

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