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marzo 15, 2017
Además de los factores de riesgo convencionales de las enfermedades cardiovasculares (ECV), el estrés oxidativo y la inflamación pueden contribuir a aumentar el riesgo de ECV. Los nutrientes son vitales para mantener sanas las funciones corporales y aquí es donde la vitamina E puede desempeñar un papel importante. Este artículo explora los niveles de ingesta recomendados de vitamina E para una salud cardiaca óptima.
El consumidor actual está cada vez más informado sobre su salud, lo que ha provocado un creciente interés por la influencia de los ingredientes de su dieta. Una reciente encuesta de consumidores1 reveló que la protección contra las enfermedades en etapas posteriores de la vida -en particular las cardiovasculares- es la principal preocupación sanitaria de los adultos en edad laboral.
Además de los factores de riesgo convencionales de las enfermedades cardiovasculares (ECV), el estrés oxidativo y la inflamación pueden contribuir a aumentar el riesgo de ECV. Los nutrientes son vitales para mantener sanas las funciones corporales y aquí es donde la vitamina E puede desempeñar un papel importante. La vitamina E es un potente antioxidante y cuenta con una declaración de propiedades saludables aprobada en la UE por "contribuir a la protección de las células frente al estrés oxidativo".2"Cada vez hay más pruebas de que un mayor consumo de vitamina E puede estar relacionado con un menor riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular debida al estrés oxidativo o la inflamación".3,4 A pesar de ello, la ingesta media diaria de vitamina E está por debajo de los niveles recomendados en el 82% de la población mundial.5
Además de las ingestas generales recomendadas, determinados grupos de riesgo necesitan más vitamina E que la persona media. Un nuevo estudio 6 realizado por investigadores del Instituto Linus Pauling de la Universidad Estatal de Oregón ha demostrado que las personas con síndrome metabólico, una combinación de ciertas características de diabetes, hipertensión arterial y obesidad, necesitan una cantidad significativamente mayor de vitamina E. Los millones de personas que cumplen los criterios del síndrome metabólico tienen ya un mayor riesgo de desarrollar ECV y diabetes de tipo 2 y necesitan una ingesta de vitamina E entre un 30 y un 50% superior a la de una persona con buena salud. La investigación, un ensayo clínico cruzado a doble ciego, también puso de manifiesto un fallo de los métodos convencionales de medición de la vitamina E. Como este micronutriente se ve atraído por el colesterol alto y las grasas, los niveles de vitamina E pueden permanecer en niveles más altos en el sistema circulatorio y dar la ilusión de niveles adecuados, aunque los tejidos puedan ser deficientes. Esto demuestra que los análisis de sangre convencionales pueden estar ocultando más carencias de vitamina E.
La vitamina E es un micronutriente difícil de obtener únicamente a través de la dieta. Se sabe que los aceites vegetales son una importante fuente dietética de vitamina E; sin embargo, nuevas investigaciones han demostrado que la degradación oxidativa puede hacer que la cantidad de α-tocoferol sea mucho menor de lo que se pensaba inicialmente. 7 α-tocoferol es el tipo de vitamina E con mayor actividad biológica, lo que la hace especialmente importante para la salud humana.
Dado que los aceites vegetales son una fuente importante de vitamina E, la inestabilidad puede ser un factor que contribuya a la baja ingesta de vitamina E en todo el mundo. Es necesario utilizar niveles más altos de vitamina E en el enriquecimiento para tener en cuenta la baja estabilidad y garantizar que las personas, en particular las que padecen síndrome metabólico, no sufran carencias. Además, los suplementos de vitamina E pueden ayudar a aumentar los niveles de vitamina E en el organismo, lo que puede contribuir a reducir los factores de riesgo asociados a la ECV y ayudar a mantener la salud del corazón.
[1] DSM "Tendencias en materia de salud en Europa, Oriente Medio y África" 2016
[2] http://www.efsa.europa.eu/en/efsajournal/pub/1816.htm
[3] Knekt P, Reunanen A, Jarvinen R, Seppanen R, Heliovaara M, Aromaa A. Antioxidant vitamin intake and coronary mortality in a longitudinal population study. Am J Epidemiol. 1994;139(12):1180-1189
[4] Kushi LH, Folsom AR, Prineas RJ, Mink PJ, Wu Y, Bostick RM. Vitaminas antioxidantes en la dieta y muerte por cardiopatía coronaria en mujeres posmenopáusicas. N Engl J Med. 1996;334(18):1156-1162.
[5] Péter S et al. Una revisión sistemática del estado global del alfa-tocoferol evaluado por los niveles de ingesta nutricional y las concentraciones en suero sanguíneo. Int. J. Vitam. Nutr. Res., 2016, 1-21
[6] Traber et al. El síndrome metabólico aumenta las necesidades dietéticas de α-tocoferol evaluadas mediante catabolitos de vitamina E urinarios y plasmáticos: un ensayo clínico cruzado, doble ciego. Am J Clin Nutr ajcn138495; Publicado por primera vez en línea el 11 de enero de 2017.
[7] Pignitter, M., Stolze, K., Gartner, S., Dumhart, B., Stoll, C., Steiger, G., Kraemer, K. y Somoza, V. (2014) Cold fluorescent light as major inducer of lipid oxidation in soybean oil stored at household conditions for eight weeks. J Agric Food Chem. 62, 2297 - 2305.
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