A los 13 años, Nicolas se enamoró de la perfumería durante un viaje a Grasse. Desde entonces, vuelve allí con regularidad, para formarse junto a un perfumista de Grasse, Jacques Maurel, o de vacaciones entre sus abundantes plantas y flores.

Con un espíritu similar, viaja a la India para seguir la cosecha del jazmín sambac, a Italia para la mandarina y la bergamota, a Florencia para el iris y a Túnez durante la cosecha del azahar. Le encanta inspirarse en ingredientes naturales e incluso los cultiva él mismo en París: desde rosas hasta mimosas.

Como gran contraste, cada año asiste en su ciudad natal a la legendaria carrera de coches de 24 horas de Le Mans. De hecho, establece un claro paralelismo entre la carrera y las cualidades que han impulsado su éxito como perfumista: colaboración notable y excelencia colectiva.

Siempre en busca de nueva inspiración, Nicolas es un amante del arte. Al igual que con las fragancias, le encanta la idea de que las emociones y los mensajes que transmiten el Pop o el Street Art sean accesibles a todo el mundo. Admira la capacidad de expresarse reutilizando objetos cotidianos y reinterpretando la experiencia urbana, como han hecho Warhol, Haring, JonOne o Banksy.