Experimentar una agradable ráfaga de fragancia al ducharse, lavar la ropa a mano o sacar la ropa mojada de la lavadora son momentos críticos para determinar el valor de una marca o un producto.
Este efecto se conoce como Bloom: un aumento de la intensidad de la fragancia durante el uso cuando se añade agua a un producto o cuando entra en contacto con la humedad, como el sudor. El florecimiento es un atributo del producto muy deseado por los consumidores, ya que proporciona un mayor impacto de la fragancia que no sólo señala la eficacia del producto, sino que también genera beneficios emocionales durante estos momentos de gran compromiso con el producto.
Podemos potenciar la fragancia Bloom mediante el uso de tecnologías de sistemas de suministro diseñados para liberarse en el momento en que se exponen al agua o la humedad.
Este sistema de suministro encapsulado de almidón secado por pulverización, de origen natural, protege la fragancia en su interior de bases agresivas antes del uso del producto y, una vez disuelta, libera una explosión de fragancia. Los consumidores experimentan un placer aromático añadido al lavar la ropa a mano y al sacar la ropa mojada de la lavadora, así como una mayor protección olfativa de su desodorante cuando más lo necesitan.