Por Tiago Birro
Detectar o diagnosticar los problemas relacionados a las micotoxinas representa un enorme reto, ya que sus efectos en los animales son diversos y varían desde la inmunosupresión hasta la muerte, en casos graves. Esto ocurre debido a la dependencia de factores vinculados a la toxina en sí (tipo de micotoxina consumida, nivel y duración de la ingesta), a los animales (especie, sexo, edad, raza, estado sanitario, estado inmunitario y nutrición) y al ambiente (manejo, higiene y temperatura). Además, existe una enorme diferencia entre las publicaciones científicas y las observaciones de campo.
En los ensayos científicos, los animales ingieren una cantidad establecida de micotoxinas, ya que el objetivo es comprender el impacto de una o dos micotoxinas sobre diferentes parámetros. Los animales involucrados en este tipo de investigación se encuentran en un ambiente libre de enfermedades y bajo condiciones controladas, para minimizar la influencia de los factores externos en los resultados del ensayo. En el campo, sin embargo, los animales están expuestos a diversas micotoxinas y sujetos a una variedad de factores que causan estrés. Al mismo tiempo, pueden presentar un estado sanitario de alto desafío, con un sistema inmunitario fragilizado y expuestos a un manejo deficiente. Todos esos factores contribuyen a la susceptibilidad final de los animales en la presencia de micotoxinas. Por lo tanto, no sorprende que, frecuentemente, los animales presenten signos de micotoxicosis, incluso cuando los niveles de micotoxinas presentes no sean aparentemente altos.
Algunos de los efectos de las micotoxinas no se detectan inmediatamente a través de un examen visual, pero sí aparecen cuando los animales se enfrentan a agentes infecciosos. La inmunosupresión es uno de dichos efectos, como lo confirman varios trabajos científicos. Las aflatoxinas (AFLA), la ocratoxina (OTA), los tricotecenos, como el deoxinivalenol (DON) y las fumonisinas (FUM), son conocidas por reducir la resistencia de los animales haciéndolos más susceptibles a las enfermedades. Desde el punto de vista práctico, los efectos de dichas micotoxinas, principalmente DON y FUM, pueden ejercer un enorme impacto en el estado sanitario de una producción animal, no solamente debido al aumento en la susceptibilidad de los animales a las diferentes enfermedades, sino también por reducir la respuesta a la vacunación.
Se observan incluso otros impactos vinculados a la presencia de micotoxinas, como, por ejemplo: toxicidad relacionada al sistema nervioso, efectos vinculados a la producción de células sanguíneas, problemas renales, efectos gastrointestinales, problemas relacionados al emplumado, a las mucosas y a la descendencia con defectos congénitos. El impacto de estos problemas sobre los diferentes sistemas se reconoce con frecuencia, ya que los animales presentan comportamientos anormales que causan disturbios en la rutina de la parvada.
Sumado a lo anterior, se presentan problemas como el síndrome de ave pálida, en el cual, además de la piel, se observa palidez en las patas. Ese síndrome puede ser causado por diferentes factores, uno de los cuales sería la ingesta de AFLA. La toxina T-2 también puede causar este síndrome debido a la reducción en la eficiencia de absorción de nutrientes, disminuyendo así los niveles de carotenoides en los tejidos. En ambos casos, puede haber una subvaloración de las canales debido a una coloración inadecuada.
La ingesta de tricotecenos y FUM también puede causar hemorragias, anemias u otros trastornos hematológicos. La diarrea ha sido asociada a la ingesta de tricotecenos (fundamentalmente DON) y FUM. Dicha condición, sumada al aumento en el consumo de agua y a la insuficiencia renal causada por la OTA ejerce impactos negativos importantes en el manejo diario de una unidad de producción.
De acuerdo con las muestras analizadas en 2021, el maíz continúa siendo la principal fuente de contaminación de piensos de aves y la principal preocupación se centra en FUM, DON y ZEA (Tabla 1).
Tabla 1 – Niveles medios y máximos encontrados en el maíz en 2021
AFLA | ZEN | DON | FUM | |
Media de muestras positivas (ppb) | 10 | 106 | 558 | 1655 |
Nivel máximo encontrado (ppb) | 2630 | 2199 | 6910 | 83800 |
La soya es el segundo ingrediente más utilizado en el pienso de aves. Pese a que, históricamente, la soya tiene un perfil de contaminación mejor que el del maíz, también es importante mantener una rutina de análisis. Además de ser mejor, el perfil de contaminación de la soya también es diferente al del maíz, siendo DON y ZEA las micotoxinas más prevalentes. Las medias de contaminación de la soya están indicadas en la tabla 2:
Tabla 2 – Niveles medios y máximos encontrados en la soya en 2021
AFLA | ZEN | DON | FUM | |
Media de muestras positivas (ppb) | 2 | 60 | 703 | 563 |
Nivel máximo encontrado (ppb) | 58 | 536 | 4640 | 3067 |
En el análisis semestral del maíz de 2020 y 2021, se observó que los niveles de micotoxinas son menores en el primer semestre, comparados con los niveles de micotoxinas del segundo semestre. También es importante recalcar que las muestras analizadas en el primer semestre provienen, en su gran mayoría, de la primera cosecha y las del segundo semestre provienen de la segunda cosecha. Eso lleva a creer que el maíz de la segunda cosecha tiene un perfil mejor, en lo que se refiere a las micotoxinas, que el maíz de la primera cosecha.
Las micotoxinas enmascaradas representan un problema en aumento. La más prevalente entre ellas, Deoxinivalenol-3-glucósido, alcanzó una positividad del 44% de las muestras analizadas. Esta micotoxina posee el mismo efecto tóxico que el DON.
Los análisis también indicaron la presencia de varias micotoxinas emergentes. La moniliformina estaba presente en el 56% de las muestras, la eniatina B1 en el 35%, la eniatina A1 en el 28%, la eniatina A en el 15% y la eniatina B en el 23%. Todas estas micotoxinas poseen efectos negativos comprobados en la respuesta inmunitaria de los animales.
Por lo tanto, además de las principales micotoxinas: AFLA, FUM, DON, ZEA, OTA y T-2, también existe un grupo extenso de micotoxinas que merecen nuestra atención.
En los últimos años, los adsorbentes se han utilizado para combatir las micotoxinas en las dietas de los animales. Esta situación se mostró eficiente para AFLA, sin embargo, en el caso de otras micotoxinas como ZEA, FUM y OTA, su eficacia fue bastante limitada y prácticamente nula en el caso de los tricotecenos.
El problema se centra en las diferentes estructuras fisicoquímicas de las micotoxinas, de forma que no todas pueden ser adsorbidas de manera eficiente. Por ese motivo, el mejor abordaje para este contexto debe incluir no solamente la adsorción, sino también la biotransformación. Esta biotransformación consiste en la conversión de micotoxinas en metabolitos no tóxicos por la acción de enzimas o microorganismos vivos.
Mycofix® incluye adsorción, biotransformación y bioprotección (soporte inmunitario y hepático) en un solo producto.
Tiago Birro es zootécnico egresado de la Universidad Federal de Viçosa (MG), Brasil. Posteriormente, realizó cursos de posgrado y obtuvo su maestría y doctorado. Como parte de sus estudios superiores, desarrolló actividades de investigación en nutrición y producción de monogástricos en Canadá y EE.UU., en cuya oportunidad contribuyó como autor de artículos publicados en la revista científica Poultry Science. Actualmente, actúa como Gerente Regional de Micotoxinas en dsm-firmenich para toda América Latina.
6 septiembre 2022
We detected that you are visitng this page from United States. Therefore we are redirecting you to the localized version.