La condronecrosis bacteriana con osteomielitis (CBO) se informó por primera vez en 1972 y ahora se reconoce como un factor importante que produce cojera en la producción avícola. Investigaciones recientes realizadas en Irlanda del Norte indican que un 17,3 % de las aves con cojera presentan lesiones de CBO. Otras investigaciones en los EE. UU. demostraron que los problemas en las patas le cuestan a la industria de la cría de pollos de engorde entre US$ 80 millones y US$ 120 millones al año.
Durante la última década, la cojera causada por infección bacteriana se denominó de diferentes maneras, tales como necrosis de la cabeza femoral, necrosis de la cabeza tibial, degeneración femoral proximal u osteonecrosis femoral, pero actualmente CBO se acepta como el término común para esta afección.
Vea la explicación del Prof. Robert Wideman de la Universidad de Arkansas y Luis Valenzuela de BIOMIN sobre cómo identificar y controlar la cojera por condronecrosis bacteriana con osteomielitis (CBO) en aves de producción sin usar antibióticos.
El Prof. Robert Wideman de la Universidad de Arkansas y Luis Valenzuela de BIOMIN explican cómo identificar y controlar la cojera por condronecrosis bacteriana con osteomielitis (CBO) en aves de producción sin usar antibióticos.
La CBO es una causa común de cojera en los EE. UU. y Europa que generalmente afecta al 1,5 % de los pollos de engorde de alrededor de 30 días de vida. En Asia, la incidencia de CBO puede ser más baja, de alrededor del 1 %, ya que los ciclos de producción tienden a ser más reducidos. No obstante, existen problemas subclínicos y mortalidad. Además, la CBO puede repercutir en los problemas de calidad del producto; p. ej., los consumidores rechazan el producto cuando la cubierta blanca del cartílago articular se separa de la cabeza del fémur.
Entre un 10 y un 15 % de los pollos de engorde sufre de CBO subclínica, una afección que aparece primero en las aves más jóvenes (Thorp et al., 1993). La CBO aumenta la mortalidad por descarte y selección, y produce un menor aumento del peso corporal y una conversión alimenticia más alta, ya que las aves afectadas experimentan un deterioro en su movilidad no pudiendo trasladarse hasta los comederos y bebederos con la frecuencia que necesitan.
La CBO puede estar presente y afectar adversamente la salud y el rendimiento de la parvada, incluso aunque no se reconozca como tal. En un ejemplo, el Prof. Wideman mencionó un país que visitó en el que varias personas afirmaban que la CBO no era un problema a nivel local. Sin embargo, resultó que el 40 % de la mortalidad en pollos de engorde a nivel nacional se debía al descarte por cojera causada por condronecrosis con osteomielitis. Eso significa que los productores deberían actuar rápido: “En mi opinión, independientemente del lugar donde se críen los pollos de engorde, [la CBO] va a ser un problema grave”, afirmó el Prof. Wideman.
La cojera por CBO es causada por una infección bacteriana de la cabeza del fémur o de la tibia que puede producir la necrosis femoral y tibial. Los resultados de varias investigaciones demostraron que Staphylococcus spp., Enterococcus spp., E. coli y Mycobacterium spp. son las bacterias más frecuentes aisladas en las lesiones articulares de las aves con cojera por CBO. Debido a que las bacterias mencionadas anteriormente forman parte de la microbiota intestinal, estos hallazgos sugieren la translocación bacteriana desde el intestino hasta las articulaciones.
Por lo que sabemos de la patogénesis de la CBO, las bacterias patógenas (p. ej., Staphylococcus spp., Enterococcus spp. e incluso E. coli) se albergan en el intestino, se filtran gradualmente por el epitelio intestinal y llegan a la circulación, donde desencadenan las infecciones. En consecuencia, resulta primordial mejorar la salud intestinal y la función de la barrera intestinal para evitar la translocación bacteriana responsable de la CBO.
Las bacterias intestinales en el lumen del tracto intestinal pueden penetrar en la lámina propia a través de la barrera física debilitada y luego moverse por el torrente sanguíneo hacia los demás órganos, incluidas las articulaciones. Una vez que las bacterias llegan a las placas de crecimiento de los huesos largos, se alojan en microfracturas y comienzan a destruir los minerales óseos.
La unión estrecha es la estructura del tubo intestinal que sella los límites apicales del enterocito, la cual consta de más de 40 proteínas. La fijación de la actina en las uniones estrechas permite que estas se abra y cierre correctamente. Son una de las barreras físicas del sistema inmunitaria innato que se ubica en el tracto intestinal y evita que los antígenos o bacterias luminales ingresen en la mucosa y lleguen al torrente sanguíneo, lo que deriva en la translocación bacteriana.
Diversos síntomas clínicos revelan la alteración de las uniones estrechas como barrera intestinal, tales como la cojera por condronecrosis y los signos neurológicos relacionados con la médula espinal por la osteomielitis. Si bien el mecanismo de las uniones estrechas no se ha determinado claramente, es evidente que la regulación de las mismas está estrictamente controlada por la microbiota beneficiosa del intestino. La colonización del intestino con probióticos para aves de producción puede ayudar a reducir la translocación de los agentes patógenos en el torrente sanguíneo. Algunos estudios suponen la posibilidad de regular las uniones estrechas con metionina y cinamaldehído, pero estos enfoques nutricionales aún son controvertidos.
La regulación de las uniones estrechas puede verse afectada por varios factores, incluidos disbiosis, micotoxina y estrés. La disbiosis se define como una composición de microbiota intestinal alterada y se ha convertido en el problema intestinal más frecuente de la producción avícola. Debido a que la microbiota intestinal desempeña una función indispensable en el mantenimiento de la homeostasis intestinal, incluida la unión estrecha, la disbiosis altera la regulación de la unión estrecha y produce fugas en el intestino. Varias micotoxinas, como el deoxinivalenol (DON), la fumonisina (FUM) y la aflatoxina B1 (AFB1) también pueden perjudicar la expresión génica de las proteínas que conforman las uniones estrechas, lo que aumenta la permeabilidad del epitelio intestinal. Investigaciones recientes indican que un alto nivel de glucocorticoides por estrés crónico puede disminuir la expresión de la proteína relacionada con las uniones estrechas (claudina 1).
Figura 1. Vellosidades del tracto intestinal y estructura de la unión estrecha (flecha), imagen de Bohórquez et al, 2011
Los probióticos pueden ayudar a minimizar la cojera por CBO mediante la reducción de la translocación bacteriana en el intestino. En un ensayo in vivo realizado en Arkansas sobre piso de alambre, el Prof. Robert Wideman demostró que los pollos de engorde presentaban de manera consistente una incidencia de cojera más alta que los pollos del grupo criados en cama de virutas de madera, y que la incorporación de probióticos a la dieta desde el primer día de vida reducía sistemáticamente la incidencia de cojera en los pollos de engorde criados sobre piso de alambre.
Estos experimentos indican que los probióticos administrados con un enfoque profiláctico pueden constituir una alternativa a los antibióticos para reducir la cojera atribuible a CBO. El efecto inmunomodulador de la microbioma beneficiosa con los probióticos también ayuda a las aves a contrarrestar este problema de una manera más eficiente.
“Un intestino sano es el pilar de un buen rendimiento”, según Luis Valenzuela, gerente de producto de BIOMIN.
Una investigación amplia identificó 3 tipos de bacterias benéficas que actúan como impulsores de una buena salud intestinal en las aves y cada uno de estos tipos habita en diferentes partes del tubo gastrointestinal:
Su función es excluir de forma competitiva a las bacterias nocivas del intestino, preparar al sistema inmunitario y crear un ambiente propicio para la microbioma benéfica.
Las tres cepas se encuentran en PoultryStar®, un producto simbiótico desarrollado por BIOMIN específico para varias especies de aves que es único en su tipo con autorización de la UE. Los desactivadores de micotoxinas o secuestrantes de toxinas en el alimento para aves de producción también pueden reducir la translocación bacteriana de uniones estrechas debilitadas a causa de diversas micotoxinas.
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Cinnamicaldehyde regulates the expression of tight junction proteins and amino acid transporters in intestinal porcine epithelial cells. Journal of Animal Science and Biotechnology 8:66
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